En definitiva, el mercado nos ofreció un día de compras y ocio donde, además de percibir la esencia del trajín comercial de la capital, nos hizo caer en la tentación y hacernos con algún recuerdo, ya que Nicaragua empezaba a despedirse de nosotros y había que hacerse con ella como sea. Y es que nos ha tocado hondo, sí, nos ha atrapado y por ello yo volveré.
lunes, 22 de marzo de 2010
Mercado Roberto Huembes
En definitiva, el mercado nos ofreció un día de compras y ocio donde, además de percibir la esencia del trajín comercial de la capital, nos hizo caer en la tentación y hacernos con algún recuerdo, ya que Nicaragua empezaba a despedirse de nosotros y había que hacerse con ella como sea. Y es que nos ha tocado hondo, sí, nos ha atrapado y por ello yo volveré.
miércoles, 17 de marzo de 2010
Vayamos resumiendo



Siento que el tiempo no juega conmigo. Me falta mucho para escribir, poneros al día de todo lo que aquí está pasando, que no es poco, y situaros en el camino por donde deambulamos. Han pasado algunos días desde la última entrada y no sé por dónde empezar. A modo de pinceladas digo que el centro de Ticuantepe, donde estamos alojados, inauguró su segunda instalación, creada para alojar y servir de centro de formación sobre diversos temas de interés que ahora no tengo tiempo de explicar (maldito tiempo, siempre él). En ese acto, que fue el pasado viernes 12, vinieron personas de Extremadura responsables de lo que aquí se está haciendo y se va a hacer. También personas de Nicaragua, gente invitada, estudiantes, conocidos... Se reunió tanta gente que llegamos a ser como unas 300 personas con las que compartimos conferencias, bailes y almuerzo. Supongo que lo más interesante para nosotros fue la "fiestecilla" que aquí montamos delante de todo el percal citado. Algunas de las gansinas oficiales se vistieron con trajes tradicionales del país y nos deleitaron con sus mejores movimientos de cadera para el placer de los observadores. A todo esto, los de Canal Extremadura grabando a saco el jolgorio, a pesar de asegurarles que no siempre hemos vivido esto, que aquí se ha venido a trabajar y no tanto a despendolarse.
Tras el paréntesis de actos oficiales volvimos a "hacer la maleta" (en realidad no sacamos mucha ropa de ella ya que aquí las arrugas y las manchas ya valen) para dirigirnos a Ostional, un publito costero de San Juan del Sur situado al ladito de la frontera costariqueña donde nos esperaba toda la comunidad para convivir con ella cuatro días.Los ostionalenses nos han acogido como a uno más después de alojarnos con las familias, por cada dos, y convivir con ellos casi las 24 horas del día. Cada una de estas familias forma parte de la Red de Turismo Rural Comunitario (muy habitual en este país) a través de la cual cada una de ellas se dedica a dar alojamiento, comidas, ser guía en determinadas rutas... Así, todas juntas se unen para sacar adelante a su comunidad con los recursos que tienen y pueden.
Mi familia nos daba alojamiento y comida (exquisita, por cierto). El señor Máximo ha tenido 10 hijos y algunos nietos guapísimos, de echo, de uno de ellos me enamoré. Alejandro, un niño de tres añitos que ha sido la cosa más guapa que he visto hasta ahora y que me lo pido para mi sobrina Paula (¡qué ganas de verla, a todo esto!).Eliet, una chica de tan sólo 22 años y que estudia Comunicación Social (lo que en España viene siendo periodismo) ha sido nuestra guía y planificadora en todos los aspectos. Es la que maneja un poco el cotarro en la comunidad. Supongo que los jóvenes aquí tienen su participación puesto que tienen estudios y conocen las nuevas tecnologías para poder adaptarlas en su entorno. Aunque, a decir verdad, de eso es de lo que no se aprecia en Ostional. Así, hemos estado cuatro días completamente incomunicados de los familiares porque allí las redes aún no son vaibles. Lo que sí es accesible es el Pacífico. De nuevo nos encontramos con esta manta y masa de agua en unas playas prácticamente para nosotros donde la vía láctea, por la noche, casi se podía tocar. Otro de los regalos que me ha dado este lugar ha sido poder ver a una tortuga marina gigante durante el desove, o lo que es lo mismo, durante la puesta de sus huevo. Lo malo de esto es que ante este espectáculo de la naturaleza aparece el hombre, cómo no, para fastidiar el ciclo de la vida y así, mucha gente los roba porque se pagan bien y son un manjar en algunos restaurantes. Según nos decían algunos de los "contrabandistas" con los que pudimos hablar mientras nos flipábamos con la tortuga es que este es el sustento económico de muchas familias, es su forma de vida.
Para evitar estos actos en la zona está actuando la ONG "Paso Pacífico", cuyo trabajo es la de vigilancia exhaustiva horas de las playas donde las tortugas desovan durante las 24 horas del día, aunque creo que sus acciones no son completas tras la entrevista que tuve con Ervin, un chico que trabaja doce horas al día vigilando y cuidando estos
impresionantes animales de los que se siente fascinado.El pueblo también nos brindó conversaciones con sus ciudadanos y hasta una "fiesta cultural" donde conocimos su música y algunas bebidas raras como el tibio, hecho de maíz y cacao y que sabe a chocolote. Creo que aún recuerdo ese sabor después de algunos días. Supongo que me lo llevaré grabado al igual que la hospitalidad dada y el echo de sentirme como parte de ese pueblo gracias a la personalidad de sus gentes. Se puede decir que fui una ostionalense más.
Ahora, viendo todo esto en la distancia de sólo un día (aunque debido a la cantidad de vivencias parece que ya ha pasado una semana) me da pena y tristeza el saber y sentir que esto no volverá a repetirse. Eso que he experimentado ya ha pasado y he vuelto a no darme cuenta. El reloj va en otra dirección a la que quiero ir yo y aún no he podido combatirlo. Por ello, creo que me siento como si me faltasen meses, muchos, para poder exprimir al cien por cien este país.
Sí, la vuelta a España está aquí mismo, de echo ya hemos empezado a empaquetar maletas y organizar habitaciones puesto que mañana será un día largo en el que no tendremos tiempo de casi nada. Además, nos iremos de empalmada a Costa Rica puesto que haremos un cena y fiesta de despedida (creo que hasta vamos a ir a una discoteca nica, ¡yujuuuuu!). Hay ganas del despendole, de descargar energía y alegría, penas y llantos, pero aún no tengo ganas de marcharme. Creo que ese momento aún no es para mí.
Supongo que no me quiero encontrar con la realidad, mi realidad en España. Aún no estoy preparada para afrontarla y dejar esto así sin más. Supongo que aquí estoy demasiado a gusto como para pensar en rutinas de la vida diaria. Por eso... que el tiempo se detenga, por favor, que alguien me lo conceda.
viernes, 12 de marzo de 2010
Ritmos tradicionales
jueves, 11 de marzo de 2010
Conflicto cuerpo-mente en el Maderas

(Miércoles 10 marzo)
Hoy subimos al volcán Maderas, el segundo más alto de esta isla encantada en la que estamos alojados. A pesar de que Juan nos avisa de lo sufrido que es tanto la subida como la bajada, nosotros nos atrevemos con todo y dejamos que la exageración no nos impida la marcha. Pero claro, la montaña es bien alta y pronto empezamos a fatigarnos. Lo más sorprendente es la cantidad de sudor que empezamos a echar. Yo lo flipo, es como si me deshidratase por segundos, aunque me cuentan que es el calor tropical el que te hace sentirte como agua. El grupo anda sin prisa pero sin pausa.

El camino puede dividirse en varias etapas, unas de subida intensa llenas de raízes, piedras y barros, y una de bajada con la que accedes a una súper laguna preciosa. Es lo que la naturaleza ha creado en la boca del volcán, en su interior, después, supongo, de miles de años de erupciones.
Ahora las piernas casi que no me responden, las rodillas me duelen, el cuerpo me tiembla. Han sido cuatro horas de subida y unas tres de bajada a tope. Lo bueno es que los guías, chicos jóvenes de Ometepe, suben y bajas cual cabra montesa y ¡¡sin mancharse!! puesto que la ruta estaba súper embarrada, sobre todo en la parte más alta, debido a la humedad.


Ahora a relajarse con el volcán Conepción de fondo y con el atardecer a lo lejos. Otro día se va sin casi darnos cuenta. Esto es el principio del final.
La isla de Ometepe y sus volcanes
Estamos en la isla de Ometepe, situada dentro del lago de Nicaragua (o Cocibolga) y muy atractiva por tener dos volcanes, el Concepción, activo, y el Maderas, no activo y al que subiremos mañana. Es la mayor isla del mundo en un lago de agua dulce.
Antes de esto conocimos Granada. Creo que todas las Granadas son bonitas y encantadoras, llenas de color y magia capaz de encandilarte. Al menos eso fue lo que yo sentí en el poco tiempo que estuvimos (sí, el tiempo es más que frenético a veces). Pero aún así, pude saborear el ambiente y visualizar sus calles, sus casas coloniales, su catedral amarilla y sus plazas. Bonita para pasear y perderse puesto que Granada fue la primera ciudad colonial de Nicaragua. Me recordaba un poco a Cuba y espero que cuando la visite (puesto que no conozco Cuba, jajajaja) me recuerde a la Granada nica.
La Magdalena, el lugar donde dormiremos estos cuatro días es fascinante. ¡Me encanta! Un lugar súper hipi, lleno de hamacas, rastafaris, artesanos, naturaleza, y sonidos que vienen de fuera. Uno de ellos proviene de monos y es bastante desagradable y terrorífico. Parece como si te fuesen a comer de un momento a otro. El grupo esta noche dormirá todo junto, en un mismo cuarto gigante y en unas camas muy raras pero no incómodas. Así es que nos hacemos con las mosquiteras atándolas donde uno mejor pueda y listo, a disfrutar de esta nueva experiencia perdidos del mundo terrenal y sumergidos en un ambiente diferente y muy enriquecedor.
Resulta que de este hospedaje viven varias familias: una se dedica a la cocina, otra a la limpieza, otro a los alimentos... Es una forma de cooperativa muy original donde todos colaboran con todos y todos ganan. No está vinculado a ningún gobierno sino que son ellos mismos los que han sacado y sacan a delante este lugar. Es una idea interesante y muy diferente a lo que tenemos acostumbrados a ver.
A partir de este momento nos acompaña de nuevo la tele. Sí, sí, el mismo equipo que estuvo con nosotros en el Jerte, de Canal Extremadura, y el que ya casi es uno de nosotros. El objetivo de su trabajo es hacer un documental sobre este proyecto que se emitirá por Canal, creo que en mayo, con el objetivo de que os llegue de manera mucho más entretenida, amena y visual, todo o casi todo lo que estamos tratando aquí y que os conciencies también desde allí de las necesidades que hay en Nicaragua y de lo mucho que queda por hacer.

Mientras tanto, y a la espera de nuevos acontecimientos en este paisaje selvático, me despido hasta nuevo aviso, que no sé cuándo será porque en este país la red no llega a todos lados.
Rugidos del Pacífico central

Acabamos de llegar a Poneloya, un lugar del Pacífico central que nos ha regalado uno de los mejores atardeceres que yo recuerde. El mar nos ha recibido con tanta euforia y fuerza que ni siquiera me he atrevido a saludarle metiéndome en sus entrañas, he preferido mirarle desde fuera, a modo de tímido y respetuoso encuentro. Espero abrazarle mañana con fuerzas, con tantas como rugen sus olas, que se oyen a la distancia, desde la cabañita donde nos alojamos, acompañados de música española, hamacas y refrescos. Mientras caminábamos por la orilla, en menos de tres segundos el sol ha desaparecido dejándonos un manto de colores en el cielo donde el naranja predominaba como el rey. Poco a poco, las estrellas iban apareciendo mientras nosotros nos encandilábamos más y más por la maravilla que nos da este medio natural que tenemos. ¡Sí, la vida hoy es maravillosa!



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Para finalizar, nombraros los manglares del Pacífico, un lugar sorprendente y fascinante donde la vegetación y la fauna se mezcla con el agua de tal manera que crean otro mundo. Desde allí sólo se oye el ruido que va dejando la lancha y el canto de algunos pájaros, no hay más.
Y desde allí sólo se accede a unas playas desiertas de humanos donde la única edificación es un porche de madera vieja. Hay miles de conchas de diferentes maneras, colores y tamaños, así que nos ponemos a buscar la forma imposible para llevarnos el recuerdo de este lugar único. Y así, con e rugido de las olas de fondo, os dejo... pero sólo por el momento.
lunes, 1 de marzo de 2010
La Panamericana

Teniendo en cuenta estos tramos, los nicas se toman la ley de tráfico como quieren y un ejemplo de ello son las palabras que ayer me dijo el conductor de nuestra camioneta, Jairo, cuando me interesé por el límite de velocidad en esta ruta. Según me aseguró, "el límite depende de lo que uno pueda correr", de ahí que te encuentres con adelantamientos suicidas que en España podrían llevarte a la retirada del carnet de conducir al instante. Asimismo, cuando se hace de noche no hay normas de cambio de luces. Así, si uno ve bien con las largas ¿por qué cambiarlas aunque esté molestando al de enfrente? Supongo que es eso lo que se tienen que preguntar todos porque anoche, viniendo de Somoto a Ticuantepe después de pasar cinco días en comunidades campesinas del norte, es lo que me pareció sentir. Además, si el de enfrente no las quita, tú se las pones, para molestarle también, hasta que veas que hace algún amago de poner las cortas o de quedarse directamente sin luces, porque algunos "carros" sólo llevan instalados un cambio de éstas.
Los vehículos en esta ruta utilizan mucho el claxon para comunicarse. Así, pitan para avisar de que van a adelantar y para pedir que se aparten, puesto que el adelantamiento es suicida, recuerden. Pitan a los ciclistas y motoristas para que se aorillen, a los que salen de algún cruce, por si acaso les adelantan y le pisan el camino. Pitan para que te apartes si estás estacionando. Pitan a las gallinas, a los conocidos, a los desconocidos, a la nada...
Los vehículos que suelen ir por la Panamericana son "carros", es decir, coches 4X4 de esos que son descapotables por detrás, al puro estilo norteamericano, también trailers gigantes y autobuses de todos los colores, muy chulos. Estos muestran el nombre de la ruta que hacen en la parte de delante y siempre, siempre van llenos de gente. Se paran en cualquier punto para que bajen o suban viajeros cargados de sacos o bolsas grandes llenas de a saber qué.
Los palos de la luz, a la vera de la carretera, están pintados de rojo y negro, los colores del Frente Nacional de Liberación Sandinista (FNLS), partido que gobierna en estos momentos y del que hay una espectacular campaña de movilización juvenil puesto que "la revolución no ha muerto, aún continúa". Sí, la política está muy presente en casi todas las conversas que hemos tenido hasta ahora, incluidas las de los campesinos del norte. El movimiento sandinista está en todas las esquinas nicas y cualquier lugar es bueno para plantar una pintada, un garabato, un logotipo o unos colores que lo identifique.
Pero de esto, de la política sandinista vista por los nicaragüenses, hablaré en otro post puesto que aún me quedan muchas preguntas por resolver sobre este asunto que se está convirtiendo en algo muy interesante en casi todas las ponencias realizadas hasta ahora.
Sin más, y esperando que todos vosotros sigáis vivitos y coleando tras tantas riadas, os mando saludos y os estrecho mi mano.






pies de fotos:
1. La Panamericana a su paso por Estelí.
2. Murales de políticos sandinistas en la Universidad Nacional de Nicaragua (UNAN)
3. El grupo a las puertas del rectorado de la UNAN